Durante más de dos décadas, David Arquimbau ha retratado Menorca con una mirada paciente, crítica y profundamente arraigada al territorio. Alejado de las visiones folclóricas o promocionales de la isla, su trabajo documenta con honestidad la transformación de un paisaje físico y humano sometido a las tensiones del turismo, el progreso y la memoria.
Fotógrafo de oficio, formado en Barcelona y vinculado a la prensa y a las instituciones culturales, combina encargos profesionales con una obra personal que se sitúa al margen de los circuitos convencionales de la fotografía. Su cámara observa lo cotidiano sin artificios ni maquillajes, revelando las contradicciones de una Menorca contemporánea que, tras el mito de la postal, vive y resiste.


















